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Si hubiera que elegir un sonido universal para la paz, votaría por el ronroneo. (B.L. Diamond)

martes, 10 de septiembre de 2013

¿Los gatos nos quieren?

Reflexionar, con nuestro gato ronroneando en nuestra falda, sobre cuestiones que nos surgen es recomendable y, aún más, si se comporten estos pensamientos. Hoy, me aventuro a exponer mis ideas, para reflexionar junto con todos ustedes, sobre si nos quieren los gatos.
Primeramente, seamos un poco objetivos y pensemos en cuál es el objetivo básico de todas las especies: sobrevivir y procrear. Por lo tanto, vemos que nosotros, los dueños de los gatos, no únicamente les estamos ayudando a sobrevivir, sino que también les ponemos un gran número de facilidades: un territorio seguro, comida sana y sabrosa, un control médico regular… Así pues, vemos que nuestros mininos no se pueden quejar, ya que obtienen bastantes beneficios por nuestra parte.
Después de esta primera reflexión y, antes de exponer mis pensamientos más subjetivos, analicémoslo al revés: ¿nos benefician a nosotros los gatos? La respuesta es rotundamente sí, además está comprobado científicamente. Cualquier persona que tenga un tigre de sofá en su casa no dudará en afirmar que su gatito le brinda compañía y mucho efecto. Pero, a parte de todo esto, que también es muy positivo, actualmente se conoce que los gatos ayudan a disminuir la presión sanguínea de sus dueños. Por lo tanto, cualquier persona que tiene un gato es menos propensa a sufrir un ataque de miocardio y, en el caso de que lo tuviera, la persona tendría más posibilidades de salir adelante. Así pues, hemos visto que los gatos, aunque no sabemos si nos quieren o no, también nos ayudan a sobrevivir.
Posteriormente a este preámbulo objetivo, vamos a ser un poco sinceros y, consecuentemente, a expresar nuestro punto de vista sobre esta famosa cuestión. Es difícil ponerse a la piel de un gato, pues se trata de un felino muy solitario, todo lo contrario al ser humano, y, por lo tanto, en el que no existe la jerarquización, sino que cada uno sobrevive independientemente desde su madurez. Aun así, desde mi punto de vista, la socialización que ejercemos junto a los gatos y el echo de proporcionarles comida, hace que ellos nos vean como sustitutos de sus madres y, de este modo, acaban mostrando cierta dependencia a nosotros. Además, pensamos, que esta dependencia no se basa únicamente en la comida, sino que, en la mayoría de casos, los gatos son esclavos de nuestras caricias, de nuestro afecto. Igual que nosotros con nuestros seres queridos, los gatos no son capaces de aguantar demasiado tiempo sin su dueño. La relación que existe entre los gatos y sus dueños suele ser muy profunda y su fidelidad excepcional.

A lo descrito anteriormente no se cómo lo llamarán ustedes, pero yo lo llamo amor.

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