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lunes, 17 de junio de 2013

El embarazo

En muchas ocasiones nuestras gatas no están esterilizadas y pueden quedar embarazas si suelen pasear por la calle. En otras ocasiones somos plenamente conscientes de que nuestra gata está embarazada porque hemos sido testigos del apareamiento.
En todos los casos, podemos empezar a sospechar que nuestra gata está embarazada cuando prodiga más afecto de la habitual hacia nosotros u otros gatos. A partir de este momento debemos asegurarnos del embarazo consultando al veterinario, quien realizará ecografías periódicamente para controlar el estado de la camada. Además a lo largo de este proceso nuestra gata seguramente experimentará un incremento del apetito, de modo que debemos ser consciente de ello y suministrarle más pienso –es recomendable comprar pienso específico para esta etapa tan importante.
El embarazo tiene aproximadamente una durada de nueve semanas. Cuando la hembra llega a las tres últimas semanas pasa más tiempo echada a un lado para descansar de todo el peso que debe soportar. Además dedica parte de su tiempo a buscar un lugar adecuado para cuando llegue el momento, normalmente un lugar aislado y seguro. Esto se debe a que por naturaleza las gatas en el momento final del parto tienden a alejarse de los depredadores y los machos ajenos, que podrían matar a los gatitos. Por este motivo, cuando percibimos que nuestra gata ha encontrado “su lugar”, debemos conseguir que este tranquila en este y proporcionarle comido cercana al lugar.
A partir de este momento únicamente deberemos esperar al momento del parto.

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