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martes, 25 de junio de 2013

¿Cómo ven los gatos?

Podríamos definir los ojos del gato como la perfecta visión para el atardecer o el amanecer, ya que estos órganos están totalmente adaptados a la falta de luz. Además toda su estructura corresponde a la de un astuto cazador.
La visión nocturna de los gatos es espectacular, ya que los gatos suelen ser cazadores nocturnos. Por este motivo los ojos de los gatos están diseñados para poder captar la máxima luz posible. El ojo del gato es enorme comparado con el tamaño de su cráneo. Además, la córnea es curva y el cristalino, que está apartado de la parte delantera del ojo, muy grande en comparación con el resto del ojo. De este modo, gracias a que los gatos pueden dilatar mucho las pupilas, tienen la capacidad de poder ver cuando hay muy poca luz. Además, para poder incrementar su visión nocturna sus ojos están dotas de capacidad reflectante. Esta cualidad se debe al tapetum lucidum, un espejo brillante localizado detrás de la retina que mejora la visión del gato cuando la luz es escasa, porque los fotones de luz tienen más posibilidades de alcanzar un receptor si son reflejados gracias a este “espejo” después de pasar por la retina.
Para mejorar la visión de los gatos con poca luz sus ojos presentan una cantidad mayor de bastones –unas células específicas situadas en la retina- y, en consecuencia, la detección del movimiento es más sensible en el caso de los gatos que en el nuestro. También es muy significativo el campo visual del gato, que también presenta un ángulo de visión superior al nuestro.
Aun así, ¿cómo ven los gatos en durante el día? La respuesta a esta pregunta es sencilla: los gatos ven con bastante precisión, pero la presencia de una gran cantidad de luz dificulta su visión. Cuando hay una gran cantidad de luz, el gato, para poder proteger su ojo, tiene la capacidad de cerrar sus pupilas como rendijas. A causa de esto, junto con el gran cristalino que poseen, los gatos ven el mundo ligeramente desenfocado, es decir, no perciben los objetos con la misma nitidez que nosotros.
Otra cuestión muy debatida ha sido la visión en color del gato. El gato, ha sacrificado la precisión que le permitiría detectar los colores para poder captar una mayor cantidad de luz. Por este motivo, tienen 25 bastoncillos – las células que permiten captar la luz- por cada cono –las células que permiten distinguir el color, mientras que en nuestro caso tenemos cuatro bastoncillos por cono.  Igualmente, los gatos son capaces de distinguir sobre todo el verde, el azul y el amarillo, pero no están dotados para percibir el rojo.
Por lo tanto, hemos visto que el ojo del gato está en perfecta sintonía con el resto de la fisiología de este felino: preparadísimo para cazar con poca luz. Aun así, antes de terminar hay que aclarar que los gatos no ven mejor que los humanos en ausencia de luz, sino que su gran visión les permite ver con claridad con una sexta parte de la luz que necesitamos nosotros.

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