Los gatos son amantes del orden y de la rutina. Así pues, el gato se siente a gusto y relajado cuando no se producen cambios en su entorno y vive en una perfecta rutina. Por este motivo, pequeños cambios en su día a día pueden suponer una causa de estrés para nuestro minino.
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Debemos tener muy claro que cuando se producen grandes cambios en la vida de nuestro gato el proceso de adaptación será muy largo. Una mudanza puede suponer una causa de estrés y malestar para nuestro gato que únicamente paliará el tiempo. Aun así, la pero situación se produce cuando un gato cambia de dueños, sea por la causa que sea. No hay situación más triste y amenazadora para un gato que verse alejado de su “familia” y encontrase en un nuevo hogar rodeado de seres desconocidos. La adaptación en estos casos es un proceso largo, el gato necesitará mucho cariño, tranquilidad y tiempo para sentirse a gusto de nuevo. Además, si adopta un gato adulto que vivía en otro hogar, deberá tener en cuenta que su reacciones pueden ser muy diversas: puede mostrarse agresivo, permanecer escondido, no comer, escaparse del hogar…en estos casos será muy importante respetar la libertad del gato y, poco a poco, irnos acercando más a él.
La situación descrita anteriormente es un casa extremo, igualmente, según la personalidad de nuestro gato, otros pequeños cambios también puede afectarle seriamente a su salud mental. Por lo tanto, si realizamos pequeños cambios en nuestro hogar, como comprar un nuevo sofá o pintar las paredes, o se producen otras situaciones más complicadas, como la llegada de otro animal al hogar o el nacimiento de un bebé, deberemos estar muy atentos a las reacciones de nuestro tigre doméstico. La pérdida del apetito, abundantes vómitos o la pérdida de pelo son posibles indicadores de que el gato sufre estrés. En otros casos deberemos observar que el gato se siente amenazado e incómodo observando su lenguaje corporal o viendo que se muestra más escurridizo y atemorizado.
En los casos en los que detectemos que, por un cambio u otro, nuestro gato sufre estrés será de suma importancia nuestra actuación. Primeramente, debemos tener en cuenta que en estas situaciones el gato se siente amenazada e indefenso, ya que ve que su territorio está siendo ocupado o ha cambiado por completo. Por lo tanto, es muy frecuente que el gato haga sus necesidades fuera de lugar. Aun así, aunque el gato pueda tener una conducta irritante para nosotros, hay que saber comprenderlo. Una premisa primordial es que no debemos reñirle –jamás deberemos pegarle ni gritarle-, ya que esto supondría una pérdida de confianza aún más grande para nuestro gato, es decir, empeoraríamos la situación. Así pues, principalmente deberemos intentar ser más cariñosos con nuestro minino y suministrarle mucha más atención y caricias de las habituales. En casos extremos, también podemos recurrir a los tranquilizantes o a las feromonas tranquilizadoras, siempre bajo la supervisión del veterinario.
De este modo, con nuestra colaboración y caricias, podremos conseguir que, con el paso del tiempo, nuestro gato vuelva a sentirse relajado y tranquilo. Así, podrá disfrutar de nuevo de su amada rutina.