El día 25 de marzo de 2013 se abrió en Rusia el Templo de los gatos un lugar único en el que se pueden contemplar gatos de muchas razas distintas, aprender los pasos básicos para educarlos y poder contemplar una obra teatral espectacular protagonizada por gatos. Tanto el templo como el teatro estan presididos por el famoso payaso y educador Yuri Kuklachov.
El templo sigue el modelo de las cafeterías de gatos, muy comunes en Asia, es decir, se basa en un lugar con un número elevado de gatos paseando y que la gente puede tocar y acariciar. Kukláchev describió que ““La gente podrá relajarse y descansar en compañía del ronroneo de los gatos”. Además una de las singularidades del espacio es que a lo largo del jardín felino se reproducen los entornos únicos del lugar original del que provienen los gatos: los persas, sobre una alfombra persa; los siberianos, en un rincón decorado al estilo de Siberia; para los gatos norteamericanos se construirá un decorado que reproduzca el paisaje de Manhattan.
Para que los visitantes puedan sacar el máximo provecho de la visita, Kukláchev ha elaborado un programa muy completo en el que se mezcla lo educativo y el entretenimiento: clases de doma, sesiones para que los más pequeños jueguen con los gatos, ejercicios con psicólogos para jóvenes y sus padres durante los que se podrá acariciar a los animales, etc. El artista comenta que “Habrá también lecciones y ejercicios especiales de respiración para niños con alergia a los gatos. Yo mismo practico estos ejercicios desde hace muchos años y mi hijo Dmitri, que de pequeño tuvo alergia al pelo de gato, sigue también este método”.
Aun así, el plato fuerte de la visita es el teatro en el que se puede contemplar el espectáculo que realizan Kukláchev y su hijo con los gatos, concretamente 120. Si conocemos los gatos sabemos perfectamente que la única forma para educarlos es mediante un refuerzo positivo y además estos nunca actúan sin su voluntad. El artista, que ha sido acusado en alguna ocasión de maltratar a los gatos, alegó en la revista Argumenti i fakti que “Con ellos no funciona el truco del látigo y el premio, lo único que se puede hacer es negociar. Si no los alimento un solo día, en seguida aparecen los dolores de estómago y de hígado; si los golpeara, perderían completamente la confianza en mí. Un gato nunca se arrodilla”. Por lo tanto, dado que los gatos domésticos prácticamente no se prestan a la doma, Kukláchev asegura que la única forma de conseguir que hagan algún número es jugar con ellos, encontrar el talento único de cada uno, sus peculiaridades, y a partir de ahí inventar el número.
El templo sigue el modelo de las cafeterías de gatos, muy comunes en Asia, es decir, se basa en un lugar con un número elevado de gatos paseando y que la gente puede tocar y acariciar. Kukláchev describió que ““La gente podrá relajarse y descansar en compañía del ronroneo de los gatos”. Además una de las singularidades del espacio es que a lo largo del jardín felino se reproducen los entornos únicos del lugar original del que provienen los gatos: los persas, sobre una alfombra persa; los siberianos, en un rincón decorado al estilo de Siberia; para los gatos norteamericanos se construirá un decorado que reproduzca el paisaje de Manhattan.
Para que los visitantes puedan sacar el máximo provecho de la visita, Kukláchev ha elaborado un programa muy completo en el que se mezcla lo educativo y el entretenimiento: clases de doma, sesiones para que los más pequeños jueguen con los gatos, ejercicios con psicólogos para jóvenes y sus padres durante los que se podrá acariciar a los animales, etc. El artista comenta que “Habrá también lecciones y ejercicios especiales de respiración para niños con alergia a los gatos. Yo mismo practico estos ejercicios desde hace muchos años y mi hijo Dmitri, que de pequeño tuvo alergia al pelo de gato, sigue también este método”.
Aun así, el plato fuerte de la visita es el teatro en el que se puede contemplar el espectáculo que realizan Kukláchev y su hijo con los gatos, concretamente 120. Si conocemos los gatos sabemos perfectamente que la única forma para educarlos es mediante un refuerzo positivo y además estos nunca actúan sin su voluntad. El artista, que ha sido acusado en alguna ocasión de maltratar a los gatos, alegó en la revista Argumenti i fakti que “Con ellos no funciona el truco del látigo y el premio, lo único que se puede hacer es negociar. Si no los alimento un solo día, en seguida aparecen los dolores de estómago y de hígado; si los golpeara, perderían completamente la confianza en mí. Un gato nunca se arrodilla”. Por lo tanto, dado que los gatos domésticos prácticamente no se prestan a la doma, Kukláchev asegura que la única forma de conseguir que hagan algún número es jugar con ellos, encontrar el talento único de cada uno, sus peculiaridades, y a partir de ahí inventar el número.