Los gatos, igual que las personas no se comunican únicamente
mediante sonidos –de los que ya hemos hablado en este blog- sino que también
transmiten una gran cantidad de información mediante la expresión corporal. Por
este motivo saber interpretar los movimientos, gestos, posiciones… de nuestro
gato será muy beneficioso para comprenderlo.
Postural corporales

Podríamos decir que la cara es uno de los indicadores del
estado anímico de un gato más fiables y precisos. Por lo tanto, saber reconocer
esta información puede ser muy útil.
Cuando el gato está relajado y tranquilo, pero con cierta
atención hacia su alrededor, tendrá las orejas hacia delante –en la posición
habitual-, los ojos abiertos con una mirada “perdida” para percibir información
de todo lo que le rodea y los bigotes ligeramente caídos. Esta situación es la
más común, pero hay que tener en cuenta que es frecuente que a partir aquí
suelen darse dos situaciones: el gato se encuentra cansado y el sueño le
empieza a vencer o el gato encuentra alguna cosa en la que centrar su atención.
Si el gato se encuentra cada vez más cansado, veremos como prácticamente
cerrara los ojos y presentará un lento parpadeo y, además, se irá enrollando.
Por otro lado si algo le llama la atención abrirá completamente sus ojos y los
fijará en un punto determinado, sus orejas se encontraran hacia delante y
inclinadas al frente ligeramente y sus bigotes se desplegarán.
Otra situación que debemos percibir es el miedo de nuestro
gato. Cuando el gato tiene miedo emitirá una señal de advertencia muy claro:
gira las orejas hacia atrás, dilata las pupilas y articula bufidos a la vez que
enseña los dientes.
Finalmente hay que considerar la situación en la que el gato
muestra ira y agresividad. Muchas veces la agresividad y la ira son consecuencia
de la inseguridad. En estos casos veremos como el gato baja lentamente la
cabeza, fija su mirada atentamente hacia su objetivo mientras contrae la pupila.
En estos casos uno de los elementos más significativos son sus orejas, ya que
el gato va girando progresivamente sus orejas hacia atrás, es decir, pliega las
orejas hacia los lados de forma que el contrincante pueda verle el dorso. Así
pues, cuanto más muestre a su oponente la cara posterior de sus orejas, mayor
será su predisposición para pasar al ataque. Es importante saber distinguir el
caso anterior con el miedo, porque cuando el gato tiene miedo lo que hace es
colocar las orejas en posición horizontal, es decir, las pliega lateralmente
para que únicamente se vean sus bordes horizontales.
La cola
Cuando hablamos sobre la información corporal de un gato es
imprescindible citar la cola, pues esta nos aporta una gran cantidad de
información.
Cuando la cola está recta y levantada significa que el gato
nos está saludando. Si la cola del minino está ligeramente curvada es señal de
que se encuentra relajado y seguro. Si vemos que nuestro felino tiene la cola
erecta y erizada debemos interpretar sin lugar a dudas que está furioso y
dispuesto a atacar. Cuando la cola se mueve de un lado a otro de forma rítmica
es señal de que el gato está indeciso. En el caso en que al gato tenga la cola
hacia abajo significa que se siente en una situación de inferioridad –expresa
su bajo rango social- y en este caso si además coloca la cola entre las piernas
y tiene los pelos erizados es señal de que está aterrorizado. Finalmente, en el
caso de las hembras también hay que considerar que si ponen la cola a una lado
quiere expresar su disposición al apareamiento.

Así pues, mediante esta sutil información debemos intentar
interpretar lo mejor posible el lenguaje corporal de nuestros mininos para
conseguir de este modo una mayor armonía.
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